Mantener la expresión original “Dificultades
en el Aprendizaje” parece una decisión más adecuada que su sustitución por
otra, ya que es la más conocida, es la que habitualmente emplean los
profesionales de la enseñanza y la orientación, es la que progresivamente ha
ido implantándose en los ámbitos académicos y de investigación de las
Universidades españolas, de modo que actualmente figura en la mayoría de los
programas de formación de los titulados en Psicología y Psicopedagogía, es la
que habitualmente se usa en las numerosas publicaciones –libros y artículos
científicos- sobre el tema, y, finalmente, es la que aparece en los documentos oficiales
de la Consejería
de Educación de la Junta
de Andalucía para diferenciar estos problemas de otros como Discapacidad
Intelectual, Deficiencia Sensorial o la Privación Sociocultural.
No obstante, distinguiremos formando
parte de las Dificultades en el Aprendizaje a varios problemas que participan
entre sí del hecho innegable de sus dificultades para aprender de forma óptima,
es decir, con eficacia, en el tiempo establecido y sin el concurso de esfuerzos
humanos y materiales extraordinarios. Pero que presentan diferencias
sustantivas en la explicación causal, en los procesos y variables psicológicas
afectadas y en las consecuencias para los alumnos, sus familias y la escuela.
De modo que las Dificultades en el Aprendizaje integrarían cinco grupos diferenciados:
– Dificultades
Específicas de Aprendizaje (DEA),
– Discapacidad
Intelectual Límite (DIL).
2. Principios de partida
En primer lugar, la definición de las
Dificultades en el Aprendizaje debe partir de la formulación de los principios
básicos que recojan aquellos aspectos sobre los que existe un acuerdo
generalizado:
a) Las Dificultades en el Aprendizaje
forman parte de la
Psicología de la
Educación y de la Psicología de la Instrucción, y
constituyen una parte de la aplicación profesional que entrañan la Psicología Escolar
y la Psicopedagogía.
b) Las Dificultades en el Aprendizaje
son un fenómeno verdadero, no una invención, ni una construcción social. A
pesar de los condicionantes psicológicos, educativos, políticos, ideológicos y
filosóficos implicados en su aparición, y sobre todo, en su extraordinario
desarrollo, de los más que aparentes intereses profesionales y familiares; y a
pesar de los problemas existentes para definir adecuadamente las Dificultades
en el Aprendizaje, es un hecho que existe un importante número de alumnos con
problemas para aprender las tareas escolares, que no se deben a causas
sensoriales, a privaciones crónicas ni a graves discapacidades intelectuales.
c) Las personas con Dificultades en el
Aprendizaje obtienen en los tests de CI puntuaciones que (salvo excepciones)
los sitúan entre el promedio (PE, BRE, DEA y TDAH) y el límite inferior (DIL).
Así mismo presentan índices también semejantes a los demás en el resto de las
capacidades. No obstante, hay que señalar que como las dificultades suelen
estar relacionados con el desarrollo del lenguaje (comprensión y expresión oral
y escrita), estos alumnos, en general, realizan mejor las pruebas de ejecución
no verbal.
d) Los alumnos con DA rinden por debajo
de su capacidad. “Rendir por debajo de la capacidad” es, por tanto, una de las
dimensiones que definen las Dificultades en el Aprendizaje, si bien en el caso
de la
Discapacidad Intelectual Límite y del Trastorno por Déficit
de Atención con Hiperactividad se trasciende la idea de rendir por debajo de la
capacidad ya que el déficit en los procesos y procedimientos psicológicos
implicados es severo.
e) Dos elementos: “rendimiento esperado”
y “rendimiento actual” delimitan lo que se entiende por “rendir por debajo de
la capacidad”, y en su contraste han dado sentido al llamado “criterio de
discrepancia”, mediante el cual se ha seguido el diagnóstico de las personas
con Dificultades en el Aprendizaje. Si sólo se atiende a uno de los elementos
lo que se estaría definiendo sería únicamente “bajo rendimiento”.
f) Dificultades en el Aprendizaje,
“rendir por debajo de la capacidad” y “bajo rendimiento” no son, por tanto,
expresiones equivalentes. Si nos situamos en la dimensión “bajo rendimiento”
entonces ésta y Dificultades en el Aprendizaje sí serían equiparables. Pero el
“bajo rendimiento” puede deberse a razones variadas.
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Tipo II
(moderada
G, moderada A, no C), se trata de alumnos que presentan
Bajo
Rendimiento Escolar. Las causas son, en
primera instancia, externas al alumno, si bien frecuentemente suelen combinarse
con características personales que incrementan su importancia. Son problemas de
moderadas gravedad y afectación personal (procesos psicolingüísticos,
motivación, metacognición), aunque recuperables, si se dan las necesarias
atenciones educativas escolares y familiares.
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Tipo III
(moderada-alta
G, moderada-alta A, moderada-baja C), se incluyen aquí a los alumnos con Dificultades Específicas
de Aprendizaje, cuya causa originaria
es independiente de las condiciones ambientales, pero su desarrollo y el grado
de importancia que adquieran, si están estrechamente vinculados a factores educativos.
Las Dificultades Específicas de Aprendizaje son de gravedad moderadamente alta,
en la medida en que no remiten de forma espontánea (sólo por mediación
educativa regular), y que requieren atenciones educativas especiales prolongadas;
la afectación es también moderadamente alta, ya que no son dominantes las áreas
personales afectadas; y son recuperables mediante programas de intervención
temprana adecuados y adaptaciones curriculares individualizadas y específicas.
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Tipo IV
(G,
A, moderada C), en este grupo se encuentran los alumnos con Trastornos por Déficit
de Atención con Hiperactividad. Éste es un trastorno que se debe a factores personales de
carácter grave que frecuentemente se combinan con respuestas inadecuadas del
entorno (provocadas por las características de los problemas que se presenta y
la incomprensión e incapacidad de quienes rodean a la persona que padece el
síndrome), cuando esto ocurre la gravedad del trastorno se incrementa
severamente. Las áreas personales afectadas son varias e importantes, no
obstante, con el adecuado tratamiento médico-farmacológico y psicoeducativo la
cronicidad del problema disminuye significativamente.
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Tipo V
(G,
A, C), aquí se encuentran los alumnos con Discapacidad Intelectual Límite, debida a causas
personales graves, que afectan a áreas dominantes de modo profundo y que
tienen un carácter crónico, es decir, que mediante la estimulación
ambiental se consiguen notables avances pero difícilmente la remisión
total del problema.